Por Fabián Solari - Fotos y videos: Verónica Rodríguez - A fines de mayo el histórico Lito Pared me invita a cubrir una fecha de Jueputrus en el marco de "Divina decadencia stoner festival" para el último jueves del mes siguiente en el Salón Pueyrredón. Dudé a pesar de las ganas de ver a esa aplanadora en vivo porque al otro día había que levantarse temprano. Llegado el día la duda fue vencida por las ganas de escuchar a esa verdadera máquina trituradora de sesos. Pleno junio, pleno invierno pero una noche entre templada y cálida nos hacía el aguante para que nos olvidemos del reloj por un rato. Llegamos temprano, algo cansados, tomamos algo, saludamos a los Jueputrus que siempre nos reciben con alegría y buena onda y como el Pueyrredón es amplio y tiene sectores cómodos con sillones para descansar un rato, nos recostamos hasta que escuchamos la incofundible voz de Lito, la potente guitarra del Negro Fanklub, los palazos de Rover Drum y el sonar del bajo del gran Taranto y saltamos rumbo al salón. ¡¡¡¡Por dió!!!! Suenan como la mejor banda stoner y mucho más también. Apelan sabiamente a la experiencia de Pared y Taranto y se apoyan en dos eximios músicos como son el baterista Rover Drum y el guitarrista Fanklub. No vamos a comentar cada tema que tocaron entre propios y covers de Pappo's Blues aunque vale destacar "Víctimas", "Que me lleves de aquí" y el impresionante "Vida, sangre y aliento". Es una banda stoner, es verdad, pero no se encasillan sólo en el stoner sino que también suenan rockeros, suenan heavys, nunca suaves ni blandos. A decir verdad, el stoner tiene grandes representantes en nuestro país como Narcoiris, Buffalo, Banda de la Muerte, Reyes en Jaque y Sick Porky pero Jueputrus es distinto, ni mejor ni peor, simplemente distinto con lo que significa hoy ser distinto. El público disfrutó en gran medida y todos los que estaban presentes en el complejo, cuando empezó a tocar Jueputrus - incluidos los músicos de las bandas que tocaron antes y los que seguían - se acercaron a disfrutar excelente música. Cerca de la 1 de la mañana terminaron y nos fuimos. Nos dimos cuenta que tomamos la mejor decisión: no perdernos el concierto de Jueputrus porque nos encanta y el hecho de haber dormido poco no nos importó, disfrutamos... ¿qué más se puede pedir? Gracias Lito por la invitación y la calidez y gracias Ale Taranto por la calidez y el abrazo sincero. Antes que me olvide, ¡¡qué buenas están las remeras, loco!! Me gusta la negra. Hasta la próxima que, si mal no recuerdo, es el 11 de julio.