Por Alejandro Farina* - Me crié en una sociedad apolítica. Una sociedad todavía agonizante
por la dictadura militar y entregada a las políticas del neoliberalismo.
Durante los '90 todos éramos anti-sistema y estábamos solos. El rock
-dicho no sólo por mí sino por grandes referentes de la música- era el
lugar que cobijaba a aquellos huérfanos políticos que veíamos que todo
estaba mal. Aquellos zombis que deambulábamos sin pertenencia por los
sótanos de la Capital y el Conurbano, donde las paredes transpiraban
sangre. Teníamos tanto para decir, por eso el rock era tan rico, tan
importante, era nuestra manera de militar, nuestra forma de protesta, de
lucha, de argumentación.
Hace varios años que el rock no es el mismo. Todo cambió. Las bandas
cambiaron. Ya no encontramos esa rabia que nos identificaba, ese himno
de rebeldía contra las autoridades, esos gigantes que se erigieron desde
el barrio. Ya no están las zapatillas gastadas, la pobreza a flor de
piel, el canto de una inmensa clase baja que no tenía otra que agarrar
la guitarra y gritar lo que pasaba. Y si bien eso nos demostró que algo
andaba mejor, también nos quedaba un dejo de nostalgia por lo que alguna
vez fue el rock nacional: un movimiento más que un estilo de música.
Hoy quizá sea la oportunidad de volver a empezar. Y sí, también nos
queda este dejo de nostalgia por lo que alguna vez fue sentirnos
identificados con nuestro país. Tal vez sea momento de volver a
convertir las guitarras en fusiles, las baterías en antiaéreas, los
micrófonos en granadas, y alzar nuestras voces contra el neoliberalismo,
contra los imperialistas, contra la represión, contra la pobreza,
contra los poderosos, contra los medios, contra la mentira, contra la
injusticia.
Quiza, éste sea el renacimiento de aquel rock que muy en el fondo extrañamos.
* Director del Suplemento NO SE de Diario Registrado. Periodista y músico.
Actualmente baterista de Asesinos Cereales, tocó con muchas bandas del
ambiente nacional e internacional. Director de Revista Roots, la primera
revista argentina de reggae en los kioscos. Amante de toda la música
que puede existir.